POR: REDACCIÓN
El Papa Francisco ha tomado una medida audaz para abordar el creciente déficit financiero de la Santa Sede: se ha decidido implementar una reducción salarial para los cardenales de la Curia romana. Esta decisión fue comunicada por el prefecto de Economía del Vaticano, Maximino Caballero Ledo, a través de una carta que ha circulado en medios locales.
A partir de noviembre, se suspenderán los bonos que hasta ahora recibían los cardenales por sus funciones administrativas, una práctica que formaba parte de su salario mensual. Esta medida se enmarca en un esfuerzo más amplio del papa para reformar la Curia y hacer frente al déficit que, según informes, alcanzó los 83 millones de euros en 2023, cinco millones más que el año anterior.
Durante un encuentro en septiembre, el papa Francisco había instado a los cardenales a unirse en sus esfuerzos por transformar las finanzas del Vaticano y evitar que el “déficit cero” se convierta en una mera aspiración teórica. En su misiva, el líder de la Iglesia católica destacó la necesidad de una gestión económica rigurosa y eficiente, recordando que los recursos son limitados y deben ser utilizados con seriedad para honrar el legado de quienes han contribuido al patrimonio vaticano.
La sostenibilidad financiera del Vaticano se basa en gran medida en las donaciones de las iglesias más prósperas del mundo, incluidos Estados Unidos, Italia, Alemania, España y Corea del Sur, así como en el llamado Óbolo de San Pedro, que en 2023 generó 48.4 millones de euros, un incremento respecto a los 43.5 millones de 2022. Sin embargo, se ha señalado que las donaciones a medio plazo están en declive, lo que podría agravar la situación financiera en los próximos años.
Con una falta de impuestos y sin control sobre la política monetaria, la Santa Sede depende en gran medida de su patrimonio inmobiliario y de los ingresos de los Museos Vaticanos. La decisión de recortar los salarios de los cardenales refleja la necesidad urgente de adaptarse a un entorno financiero cada vez más desafiante y de garantizar que las finanzas de la Iglesia se manejen de manera eficaz y responsable.