POR: REDACCIÓN
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha vuelto a encender las alarmas sobre el preocupante aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, que crecieron un 1.3% en el último año, marcando un récord histórico. En sus declaraciones recientes, Guterres enfatizó que el planeta “pende de la cuerda floja” ante la inminente crisis climática.
Estos comentarios surgieron a raíz del nuevo Informe Mundial de Emisiones 2024, que revela que este aumento contradice por completo el objetivo global de reducir las emisiones en un 9% anual hasta 2030. Este objetivo es fundamental para limitar el aumento de la temperatura global a no más de 1.5 grados centígrados.
El panorama es alarmante: según Guterres, si seguimos por el camino actual, nos dirigimos a un aumento de 3.1 grados de aquí al final del siglo, una perspectiva que tendría efectos devastadores, especialmente para las comunidades más vulnerables del mundo.
El secretario general no escatimó en metáforas para ilustrar la gravedad de la situación. Habló de “lluvias sin precedentes que provocan inundaciones bíblicas”, “temperaturas récord que transforman ciudades en saunas” y “océanos recalentados que alimentan huracanes monstruosos”. Estos fenómenos extremos son solo una muestra de lo que podría intensificarse si no se toman medidas urgentes.
Sin embargo, Guterres se mantiene optimista respecto a la próxima Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP29) que se celebrará en Bakú, Azerbaiyán. Este evento será crucial para que cada nación presente sus planes concretos para combatir el cambio climático, con el objetivo de reducir la dependencia de los combustibles fósiles a partir de 2025.
El secretario general reiteró que los países del G20, responsables del 80% de las emisiones globales, deben asumir el liderazgo en esta crisis. Es fundamental que se comprometan a realizar sus propias transiciones energéticas y, además, proporcionen financiamiento a los países en desarrollo, que necesitarán “billones de dólares” para implementar sus planes de reforma.
Guterres concluyó con una frase contundente: “Estamos jugando con fuego, pero no podemos jugar con el tiempo”. Su llamado a la acción resuena en un momento crítico, instando a los líderes mundiales a actuar con rapidez y determinación. La salud del planeta y el bienestar de las futuras generaciones dependen de ello.