POR: REDACCIÓN
En un cambio significativo para el transporte público en México, el modelo Nissan Tsuru, conocido por ser uno de los vehículos más económicos y ampliamente utilizados como taxi, dejará de circular a partir de este año. Esta decisión, impulsada por una normativa que establece que los taxis deben tener una antigüedad máxima de siete años, marca el ocaso de un ícono que ha acompañado a miles de mexicanos en momentos cruciales de sus vidas.
Desde su lanzamiento, el Nissan Tsuru ha sido más que un simple vehículo; ha sido testigo de historias cotidianas. Muchos recordarán el sonido del claxon del taxi al llegar a casa tras una larga noche de fiesta, o cómo ese icónico auto color negro con amarillo les salvó de una emergencia. Cuántas citas románticas no iniciaron con un viaje apurado en un Tsuru, ese compañero leal que, con su inconfundible figura, ha sido parte del paisaje urbano por décadas.
Sin embargo, su popularidad no exime al modelo de las críticas por sus deficientes medidas de seguridad. A pesar de ser un símbolo de movilidad y accesibilidad, diversas pruebas realizadas por Latin NCAP han demostrado que el Tsuru no cumple con los estándares mínimos de seguridad. Con más de 4,100 muertes atribuibles a accidentes que involucraron este vehículo entre 2007 y 2012, la nostalgia se ve empañada por una realidad dolorosa.
“Es inaceptable que un vehículo con tales deficiencias de seguridad haya estado en circulación tanto tiempo”, señala Alejandro Furas, secretario general de Latin NCAP. “La salida del Tsuru era necesaria hace más de una década”.
Mientras se acerca el final de su recorrido, los taxis Tsuru se convierten en un símbolo de lo que se deja atrás: un vehículo que, aunque inseguro, ha sido parte integral de la vida urbana. Las historias de quienes se han subido a estos autos, desde los que buscaban un amor hasta aquellos que necesitaban regresar a casa en momentos de crisis, quedarán grabadas en la memoria colectiva.
Este cambio no solo marca el fin de una era, sino que también abre la puerta a un futuro donde la seguridad y la modernidad sean prioridad en el transporte público mexicano. La esperanza es que, con el tiempo, los taxis en México no solo sean accesibles, sino también seguros, para que las nuevas generaciones vivan sus propias historias sin el peso de una nostalgia melancólica.